CUANDO TE QUIERO
Escribo esto mientras te miro hablando contigo misma de lo perdida que estás. Y me doy cuenta de que te quiero.
Que te quiero cuando vienes contenta por las mañanas y también cuando no. Cuando traes la mirada llena de luz y también cuando está oscurecida. Cuando aprietas fuerte las abdominales y transformas la vida en risa. Cuando te vacías de dolor a través de los lagrimales. Cuando abrazas con el alma y cuando buscas desconsolada que te abracen a ti. Cuando regalas tu tiempo a cambio de nada. Cuando te enredas en tus pensamientos y cuando ordenas los de los demás. Cuando la gente descansa en tu hombro porque escuchas con el corazón y no con los oídos. Cuando lees. Cuando escribes. Cuando bailas tu canción aunque no sepas mover a la vez las piernas y los brazos. Cuando le hablas al espejo. Cuando le sostienes la mirada a tu reflejo hasta ver dentro de ti. Cuando descubres que eres mejor de lo que te dice tu cabeza. Cuando se libran batallas dentro de ti y se confunden los escudos con las espadas. Cuando sin querer te hieres. Y cuando lo haces queriendo.
Te quiero, aunque no lo creas, cuando una respuesta impulsiva te muestra tus partes más oscuras. Y te das asco. Cuando peleas una y otra vez contra tus monstruos. Cuando te ganan. Y cuando les ganas.
Cuando saltas a las vías con el tren a punto de llegar. Y cuando te das cuenta de que estás en la estación equivocada. Cuando estás sola. Y cuando no lo estás, pero lo sientes. Cuando rechazas la mano amiga que te quiere levantar. Cuando crees que puedes y descubres que no. Cuando gritas socorro. Cuando abres el paracaídas. Y cuando se te olvida saltar.
Te quiero a todas horas porque te quiero con todo. Con lo que eres y con lo que no. Con lo que haces y con lo que no.
Te quiero siempre porque no puede ser de otra manera. Porque, si no te quiero yo, entonces sí que estamos perdidas. Por cierto, soy tú misma. Nos vemos en el próximo espejo.